Basada en los videojuegos “Resident Evil 2″ y Resident Evil 3: Némesis” de Capcom. Todos los pers
onajes que aparecerán también pertenecen a dicha firma, a excepción (claro) de la historia que relataré. Los que conozcan dichos juegos entenderán ciertos detalles, aún así, quienes no lo conozcan, podrán disfrutarlo. Espero disfruten la aventura y les guste. Gracias.
Todo comenzó en un día normal en Septiembre, un día normal en Raccon City, una ciudad bajo el dominio de Umbrella. Nadie se atrevía a contrariarles, y esa falta de fuerza terminarían condenándoles a su destrucción. Supongo que tenían que afrontar las consecuencias de sus acciones.
Pero es cierto que una vez que la rueda de la justicia ha empezado a girar, no hay nada que lo detenga…nada.
Era la última ocasión de fuga de Raccon City, ésta era su última oportunidad de vivir, su último escape…
Resident Evil: Sexhocalipsis

Se adentraba en la ciudad, la mujer podía leer el cartel de “Bienvenidos a Raccon City” cuando pasaba con su moto. Tenía el cabello recogido, color marrón rojizo. Vestía una chaqueta de cuero sin mangas color rosa, al igual que unos cortísimos vaqueros del mismo color, y por último, unas botas marrones que llegaban casi a las rodillas. Una vez llegado en el lugar, notó la zona totalmente desértica. Estacionó su moto frente a un restaurante, donde pensó podía haber alguien.

-Hola? Hay alguien aquí?
Mientras se adentraba en el lugar, también vacío, escuchaba el sonido de dos personas jadeando fuertemente en el fondo. Fue allí y sus ojos se sorprendieron al ver a dos mujeres chupándose el coño mutuamente, en un hermoso 69.
Al percatarse de nuestra protagonista, ambas se abalanzaron hacia ella.
-Eh… no quise interrumpirlas… sólo aléjense y me iré…
Tras retroceder unos pasos, chocó contra la ventana que daba el exterior. Y al dar media vuelta, observó más de éstas personas, arañando el vidrio, cómo si lo quisieren romper para agarrarla.
Asustada, corrió hacia la salida. Pero antes de llegar, ésta se derrumbó. Un oficial de policía lo había pateado, y estaba apuntándole con un Beretta a la mujer;
-Espera! no! no!
-Agáchate-gritó el oficial
Lo hizo, y escuchó dos disparos, las dos lesbianas que la seguían caían al suelo.
El oficial se acercó y extendió la mano;
-Vamos a la comisaría, estaremos mucho más a salvo allí.
Corrieron rumbo al auto de policías que estaba allí estacionado y se encarrilaron a la comisaría.
– La gente en la ciudad… que les pasa?–dijo la mujer
-Lo sé, y ésta radio no funciona, estamos incomunicados
-Eres policía, verdad?
-Mi nombre es Leon Scott Kennedy. Primer día de trabajo. Genial, no?
-Me llamo Claire. Claire Redfield. Estoy buscando a mi hermano Cris.
-Abre la gaveta Claire.
Lo hizo y encontró una Beretta.
-Mejor te la llevas contigo-concluyó el oficial.
Ella observó a Leon, fortachón, cabellos marrones y ojos claros. Si no fuese por la gravedad del momento, de seguro ella coquetearía con él.
De sorpresa aparece un camión, directo a ellos. No tuvieron otra opción que salirse del auto, Leon de su lado, Claire del suyo.
El camión hizo añicos al auto, que terminó explotando, dejando a ambos, separados por las llamas.
-Claire!
-Leon!
-Dirígete a la Comisaría, te veré allí.
-Está bien!
Armada de su Beretta, con seis balas, se adentró en las calles, que no quedaban muy lejos de la comisaría.
Algunos de estos extraños se le acercaban cerca de la entrada de la comisaría. Sus disparos, bien certeros, hicieron caer a los cuatro que se venía hacía ella. Pero sintió el aliento de otro, detrás suyo. Antes de que Claire reaccionase, escuchó otro disparo, y el que estaba detrás de ella caía muerto.
Se dio media vuelta, a observar quién la había salvado.
De entre la humareda, aparecía una hermosa figura femenina. Cabellos negros y cortos, un ajustado escote celeste, una falda negra pequeñísima, una campera blanca que se ajustó en la cintura, y botas marrones, que como las de Claire, no alcanzaban las rodillas.
-Gracias…
-No hay de qué-dijo la extraña- apúntale en la cabeza, y de seguros caerán muertos. Extendió su mano a Claire, presentándose;
-Mi nombre es Jill Valentine. Y soy miembro de STARS (pronunciando con cierto orgullo las últimas letras; arrrrs)
-STARS?
-Sí, STARS (arrrrrrs); Sexual Tactis and Rescues Services.
-Ah, el grupo especial que se folla a los criminales para sacarles información?
-Exacto-sonrió Jill.
-Son éstos, los ciudadanos?
-No, ya no, los llamamos zombies. Fueron infectados con un virus de Umbrella, una empresa farmacéutica, pero que secretamente fabrica armas biológicas. Ahora sólo quieren follarse a cualquier ser vivo. Pero cuidado, que si lo hacen, te infectan.
El sonidos de un rugido las hizo salir de su conversación.
-Oh no-exclamó Jill- es Némesis!
Se veía a un horrible monstruo venir hacia ellas amenazantemene. Medía como 2 metros, poseía un bazooca, y de su traje de cuero negro, sobresalía una enorme polla erecta.
-Por un momento, Jill quedó fascinada de semejante tamaño del órgano. Incluso se remojó los labios con su lengua al verlo, pero no era tiempo para eso.
-Claire, entra en la comisaría, yo pelearé con este… –y veía su enorme polla-… éste gigantesco… enorme… titánico…
Claire, apresurada, la besó en la mejilla;
-Gracias Jill. Nos vemos en la comisaría-Y se adentró, dejando a Jill, armada con su Mágnum, junto al Némesis, del que colgaba semejante órgano que la tenía obsesionada.
Apuntó al monstruo, disparándole en la cabeza. Pero se desesperó al ver que Némesis ni siquiera pareciera haberlo sentido; era muy poderoso.
Justo a metros del monstruo, observó un auto abandonado, lo disparó, y producto de la explosión, Némesis voló a metros de allí, dándole la oportunidad a Jill de entrar a la comisaría.
Pero Némesis se levantó, y con su bazooca lanzó un misil hacia la entrada de allí, haciendo que caiga en mil pedazos, de manera que a Jill le sea imposible entrar.
-Maldición!-pensó-ahora tendré que buscar otra salida.

Se dirigía corriendo rumbo a la ciudad, escapándose de Némesis, tendría que buscar sobrevivientes y escapar de aquel infierno.

Por otro lado, Leon había conseguido escalar una muralla para entrar en la comisaría. Se dirigía en las celdas en busca de supervivientes.
A metros de llegar a la entrada de las celdas, observó a lo lejos, una especie de enorme lagartija roja, metiendo su larga lengua en la vagina de una zombie, que se regodeaba de placer.
-Se llaman Lickers-susurró una mujer detrás de él..
-Del susto, desenfundó el arma, apuntándole a la persona; era una mujer. Vestida elegantemente de rojo, cabellos marrones, y ojazos celestes. Para nuestro amigo policía, fue amor a primera vista.
-Quién eres? –preguntó el oficial
-Mi nombre es Ada Wong, y estoy buscando a mi novio John.
-Novio? –preguntó algo decepcionado
-Si, creo que está en estas celdas-y dirigió su mano para abrir la puerta que comunicaba a la prisión.
Pum!
Leon lo volvía a cerrar;
-Es muy peligroso… esteeee… ya entré allí, no hay nadie… -mintió Leon, invadido por los celos.
-Pensé que querías entrar también!
-Este… yo… ya entré allí, y creo que vi a tu novio convertido en un zombie… sí…
-Lo conoces siquiera, señor oficial?
-Sí… alto, guapo… y alto también.
Ada no se lo creyó, pero aparentó tristeza;
-Oh, no! Ya está muerto entonces!
-No se preocupe, yo la consolaré Ada…
Leon cerró los ojos, arrugando sus labios para besarla. Y mientras se inclinaba, sentía sus labios besar un frío metal. Abrió los ojos, y se vió besando un caño de metal. Ada aprovechó el momento para abrir la puerta que ya no era atajada por Leon.
-Me ha engañado! –pensó
La vió ingresando allí, por lo que decidió seguirla.
Pararon frente a la única celda que estaba habitada, el resto; vacías.
Observaban perplejos;
Una oficial de policía, convertida en zombie, estaba chupándose energéticamente el órgano del único prisionero. La zombie apartó su rostro de la polla, observando con hilos de semen colgando de su boca a Leon y Ada tras las barras. Poco le importó, y siguió lamiendo la polla con unos ruidos de succión que estremecieron a Leon.
El prisionero, que estaba sano, suspiraba de placer;
-Váyanse… ohh… ésta fiera no ha parado desde hace dos horas… ohh
-Cretino! -Gritó Ada- es una zombie, y en una hora más, te convertirás en uno de ellos!
-Que!
-La has penetrado? Preguntó la mujer, junto a un Leon que poco entendía, puesto que miraba con respeto y admiración la succión.
-Vaya que sí la he penetrado!… ohh, sí, sigue zorra, ohh…
-Vámonos Leon, aquí no hay sobrevivientes. Leon… Leon!
Lo agarró del brazo, el oficial seguí mirando con una sonrisa morbosa la succión entre la zombie y el criminal.
-Vámonos Leon!…Te dije que nos vamos… Leon!…
En las afueras de la comisaría, Jill recorría las calles, inundadas de incendios, autos chocados y por sobre todo, zombies. En busca de supervivientes, solo encontraba zombies que querían comerse su coño. Los disparaba a todos. Sus balas se acababan y no tenía más recargas.
Un enorme grupo de éstos, se abalanzó de sorpresa hacia Jill, quien del susto, no reaccionó a tiempo.
Pero el sonido inconfundible de un M4, descargando sus balas sobre los zombies, hizo a nuestra protagonista sonreír.
De entre los zombies recientemente caídos, aparecía un militar de cabellos totalmente blancos, algo que le parecía sexy a Jill, y con el típico saludo militar, se dirige;
-Sargento Nicholai Ginonaef, a sus servicios.
-Gracias Sargento, me ha salvado la vida.
-Llámeme sólo Nicholai
-Gracias Nicholai –respondía sonriendo-cómo se lo agradezco?
-Bueno… todas estas orgías que veo a cada diez metros me pusieron cachondo…
-Entiendo-sonrió nuevamente Jill
Se arrodilló frente al militar, bajándole sus pantalones y ropa interior.
Agarraba el flácido órgano de Nicholai, y tras uno segundos de masajes, éste adquirió vigor.
-Vaya, vaya-exclamó Jill, con babas surcando sus labios, prestos a devorar su polla- mírenlo al soldadito, seguro quiere hacer unos disparos…
Era bastante largo el fuste de Nicholai, ni siquiera cuando Jill lo agarró con sus dos manos pudo aferrarlo en su totalidad.
Empezó a meter lo que podía caber en su boca, lo sacaba y humedecía con su lengua, recorriéndolo en círculos en una velocidad bestial, con movimientos rápidos y casi profesionales. Nicholai estaba en el cielo. Veía unos zombies acercarse, pero descargó su M4.
Jill, asustada lo miró.
-Tú sigue preciosa, que yo me encargo de los zombies-cortó Nicholai
Y mientras Jill succionaba brutalmente, moviendo su cabeza para atrás y adelante, sintiendo su fémino órgano inundarse una y otra vez con el hecho de sentir la polla del militar taladrándole la boca sin piedad. Nicholai disparaba a los zombies que se les acercaban. Sus lenguas sentían las venas que surcaban el órgano de Nicholai, humedecía lo que podía con su lengua, se apartaba y escupía el pene, y volvía a metérsela en la boca.
Jill empezó a sobarlo rápidamente con una mano, abriendo la boca en espera del líquido que la volvía loca.
-Nicholai se estaba largando todo, disparando su M4 al aire del “orgasmo militar” que alcanzaba.
Jill, con todo el líquido en su cara, tragó lo que pudo, y sonriendo, con rastros de semen haciendo hilos y gotas de semen formando junto con sus salivas espesas cuajadas en su boca, miró a Nicholai desde el suelo;
-Gracia por salvarme la vida-con su dedo recogía los rastros del líquido a su boca que degustaba dulcemente-general Nicholai…
-Ohh, zorra de mierda! Vaya que eres experta, eres una puta o qué?
-Ey!, no soy una puta cualquiera, soy miembro de STARS (arrrrs)
-STARS?
-Si, STARS (arrrrrs)
-Te refieres al grupo especializado de la policía?
-Sí, y tú a quien representas?
-Soy de las fuerzas militares de Umbrella-decía mientras su ponía sus pantalones.
-Umbrella?!
-Y yo que hice, por que me miras así?
-Umbrella fue la que causó todo esto!
Aparecía de repente otro militar, más joven, de cabellos marrones y abundantes, con un acento latino;
-Sargento! Está vivo!
-Y quién es él?-preguntó Jill, observando el bulto que resaltaba del pantalón del militar de reciente llegada.
-Soy Carlos Olivera, señorita…
-También eres de Umbrella? Porqué envían militares aquí?
-Nos enviaron a rescatar ciudadanos, señorita.
-No los creo, pero será mejor que nos vayamos.
-Tiene razón –cortó Nicholai- iremos a la estación de trenes, y de allí nos dirigiremos a la Torre de Reloj. Es el lugar indicado para el helicóptero de rescate.
-Vaya que tienen todo planeado-exclamó Jill, sin siquiera apartar su mirada de las piernas de Carlos-es un ENORME plan-finalizó la mujer.
-Pero esta zorra no se satisface fácil!-gritó Nicholai- Carlos!, antes de dirigirnos a la estación, se la follaremos hasta que diga basta!
-Vale! –gritó entusiasmado Carlos
No hay problema, rió Jill
Nicholai se colocó detrás de ella, y el joven de frente.

Carlos agarró un puñado del cabello de la mujer, y la agachó rumbo a su motivado fuste, dejándola en apetecible posición para Nicholai, que levantaba sus falda, observaba que la muy puta no llevaba ropa interior.

Al palpar su vagina, totalmente húmeda;
-Puta de mierda, que andas en período de celo, o que?
-Sólo mételo de una vez! -Gritaba Jill, apartándose por un momento del fajo de Carlos. Dicho esto, se volvió a devorar a lengüetazos.
Nicholai no tuvo piedad en metérsela de golpe y en velocidad animal. Se estiró para agarrarla de su cabello, levantando el rostro de Jill, que gustosa lamía y remojaba con sonidos exquisitos el órgano de Carlos.
El joven militar, excitadísimo;
-Zorra, no vas a aguantar a dos militares ni siquiera 2 minutos! Ohh… sí… vamos! Guarra mal parida, chupa como la puta cerda que eres, sé que quieres… (y media hora después)… cerda chuparrabos te encanta que te enculen mientras chupaaaaaaaaaas… argggg
Carlos caía vencido, largándose todo en la boca de Jill. Nicholai hacía minutos se había cansado también de metérsela en sus dos agujeros.
Jill sonreía, se levantaba, lamiendo los restos del espeso líquido que desparramaron por sus tetas y rostros. Recogía con sus dedos algunas sobras en sus muslos, coño y recto, saboreándolos con el rostro dibujado de placer.
-Se cansaron muchachos?
-uuuggg…
-huuuuu?
-Jill sonreía;
-Levántense, debemos ir a la Torre de Reloj.
Se secaba la boca, cargaba su Mágnum con balas recién encontradas, y ayudaba a los exhaustos militares a reponerse.
Claire había recorrido toda la comisaría en busca de su hermano Cris. Sólo encontró su diario en donde relataba que viajó a Europa para seguir investigando a la temible empresa Umbrella. Cuando se dirigía a lo que pareciera ser la oficina del alguacil de Racoon City, escuchó el sonido inconfundible de una mujer gritando de dolor. El grito provenía desde la oficina del alguacil!
Se apresuró en entrar, y observaba una mujer muerta sobre un escritorio. Se acercó a ella lentamente, creyendo que era una zombie.
Zas!
La silla del escritorio se daba la vuelta, y aparecía el alguacil Brian Irons;
-Vaya, eh… hola-saludó el alguacil
-Es usted el alguacil Irons?
-Así es, y quien eres tú?…No, no quiero saberlo, sé que terminarás como los otros, y es mejor no encariñarme…
-Y quién es ella?
-Es la hija del alcalde, mírala, tan hermosa, tuve que dispararle pues ya se estaba convirtiendo en zombie.
Claire observó por un momento en las paredes las cabezas de animales que estaban colgadas en la pared, a lo que Irons respondió;
-La taxidermia solía ser mi hoby, pero ahora estos zombies andan por toda esta ciudad perdida y solo ahí desesperación aquí. Por favor, estaría agradecido si me dejaras solo.
Claire no lo pensó dos veces y gustosa siguió recorriendo. En otra habitación pudo escuchar unos pasos, los siguió hasta encontrar la persona. Se ocultaba en un cuarto oscuro, por lo que prendió del interruptor para revelar una hermosa niña blonda de unos 17 años vestida de colegiala (en el juego la niña tiene como 11 años, así que lo cambié para disfrute y goce de los demás personajes)
-Cómo te llamas niña?
-Déjame sola!-y salió corriendo.
Claire consiguió agarrarla del brazo;
-Tranquila, tranquila niña, no soy una zombie!
La muchacha lloró y abrazó emocionada a Claire.
-Cómo te llamas preciosa?
-Me llamo Sherry Birkins
-Y qué haces aquí? Es muy peligroso andar sola
-Mis padres me dijeron que la en comisaría estaría a salvo
-Pensándolo de ésta manera, creo que tenían razón. Soy Claire, y te llevaré lejos de este lugar.
-Que?! Y me violarás?!
-No niña, que demonios piensas?
-No lo harás?
-Vine a rescatarte!
-Por lo menos no me comerás el coño?
Claire, bastante sorprendida del lenguaje manejado por la púber;
-Por qué lo haría?!
-Estee… sufro de… el síndrome de.. hump… er
-Qué?!
-Sí, y ya no tengo mis medicinas, sólo se me pasa descargando mis fluidos en la boca de alguien…
Claire pensó en dos alternativas; o tenía el dicho síndrome de “hump… er”, o la púber estaba bastante cachonda por las constantes orgías que veía y escuchaba en la ventana;
-Está bien, luego nos iremos.
Claire se agachó, levantó la falda y metió el rostro entre las dos piernas de Sherry;
-Manténtelo sujetado mientras te chupo el coño, ¿sí?
-Aggg…sssss…si….
Claire apretujaba sus labios en la joven zona de Sherry, quien cerraba sus ojos y gesticulaba del placer, siempre sujetando su falda, doblando las rodillas del goce que la mujer le proporcionaba.
Claire se alejó, y lentamente introducía dos dedos, a lo que la púber respondió con un gimoteo y fuertes jadeos.
Sacó sus dedos, todos mojados y se los chupó por gusto, dibujando una cara de satisfacción total. Escupió en la fémina zona de la estudiante, y siguió succionando los jugos de la joven Sherry, quien acalorada de su lésbica experiencia, empezaba a lanzar groserías de todos los colores, se estaba llegando.
Claire seguí metiendo la lengua, sentía la humedad bañarle la lengua y pegarse allí.
El grito de júbilo de Sherry le indicaba que había terminado,
-Ahhh, sí… ahh… puta! Puta! Putttt. ahhh…..
Claire se levantó, con sus manos limpiándose la boca;
-Estas curada?
-Vaya que sí!
Se dieron un apasionante beso, en donde Sherry pudo sentir y saborear sus propios jugos, que se mezclaban en aquella danza de lenguas jugosas y juguetonas.
-Debemos ir junto al alguacil, seguro nos dirá como salir de aquí Sherry.
-Esta bien Claire, vámonos.
Llegado allí, el alguacil ya no estaba, tampoco la hija muerta del alcalde. Algo raro pasaba. Incluso cuando encontró en el escritorio faxes que indicaban una relación entre el alguacil y Umbrella. Claire empezaba a conectar cabos.
La pared donde se colgaban los rostros de los animales del alguacil parecía como fuera de lugar, por lo que decidió empujarlo, revelando un oscuro pasadizo.
-Sherry, quédate aquí.
-Y qué haré mientras?
-No lo sé! Mejor te masajeas el coño y trata de llegarte rápido, vale?
-Vale!-gritó emocionada la púber, que presurosa bajó su falda y ropa interior, amasándose su zona.
Claire quedó con la boca abierta, sólo había bromeado y la nena ya se estaba dándose un masaje brutal a su vagina. Pero decidió dejarla así, y se adentró en el pasadizo.

Los pasillos eran tenebrosos, y tras unos minutos de no encontrar nada, dio con la única puerta, lo abrió y se metió allí. La oscuridad era reinante, la puerta se cerró violentamente. Sintió un arma posarse en su cabeza al tiempo que alguien reía lúgubremente.

-Así que has llegado hasta aquí… Nada mal mujer!
-Alguacil Irons?
Se prendían las luces, y era el alguacil quien la apuntaba;
-Estos monstruos de Umbrella han arruinado mi hermosa ciudad!
-Cálmese, y dígame más
-Este virus que han creado se ha llevado a todos los ciudadanos. El virus Sex!
-Usted está involucrado en esto, verdad!
-Así es, mujer. Me pagaban para que oculte los raros sucesos que sucedían en las montañas Arklays donde experimentaban con el virus.
Antes de continuar su historia, un licker surgía de las rejillas del suelo, devorándolo en cuestión de segundos. Y cuando se dirigió a una sorprendida Claire, éste cayó fulminado por un par de balazos; Leon estaba tras ella y con su Beretta consiguió eliminar al licker.
Detrás del oficial, estaban Ada y una avergonzada Sherry (es que la encontraron masturbándose en la oficina del alguacil).
-Leon!
-Claire, estas bien?
-Sí, mira este lugar!
Ada recogía unas llaves de la mesa de aquel tétrico lugar, eran las llaves de un helicóptero;
-Debemos ir donde el helicóptero-aconsejó Ada.
-Y donde podría estar?-preguntó Leon
Ada sonrió, y dejó escapar la respuesta;
-En el Ayuntamiento…
Todos quedaron pasmados, el Ayuntamiento quedaba a kilómetros de allí.
-Vamos al estacionamiento de la comisaría, tomaremos un auto para dirigirnos.
Jill, Carlos y Nicholai habían llegado a la estación de trenes, y en cuestión de minutos, pusieron en marcha, rumbo a la Torre Reloj. Y una vez llegado ahí, hicieron sonar las campanas de la torre, no sin antes sortear varios zombies que los perseguían.
La felicidad los invadió a los tres, ahora era cuestión de esperar el helicóptero.
Los militare miraron lascivamente a Jill, quien sonreía pícaramente;
-Pensé que ustedes estaban cansados… por que si no es así, me vendría bien unas pollas en mi culo y boca.
Nicholai adquirió vigor tras escuchar la frase de Jill, por lo que levantó su puño al aire;
-Animal de mierda, sí que estás en período de celo!
Carlos ya bajaba su pantalón, acostándose en el suelo de la torre donde hicieron sonar las campanas;
-Ven aquí zorra, es mi turno de encularte!
Jill se levantó la falda, y se sentó sobre el órgano de Carlos, el cual entró sin problemas en el recto de la experta oficial.
Nicholai se acercó a la mujer, sentada sobre Carlos, y dirigió su verga a la boca de Jill, quien gustosa empezó a saboreaba, lameteando tal puta especialista, al tiempo que agarraba con una mano el órgano de Nicholai, pajeándolo en velocidad tremenda, y con la otra, apretujaba fuertemente su vagina, que derramaba líquidos a borbotones, y además sintiendo a Carlos entrar brutalmente en su recto.
-Vamos loca asquerosa! Te gusta eh? Aghhh aghhhh
Jill se sentía en el paraíso;
-Vamos militares de mierda! He tenido mejores que ustedes! Ah!
-Cállate y sigue chupando cerda tragasemen!
Estaban como 20 minutos, los hombres ya casi sin energías, y Jill pedía más y más.
Nicholai se llegaba;
-Estoy viniendo!
-Dame, dame que ya tengo hambre! Ésta puta de STARS (arrrrrrs) quiere semen!
-Toma puta miserable… aggggg!
Jill sentía nuevamente el semen de Nicholai regarse en su rostro y tetas. Gustosa los recogió y saboreó líquidos que para esta oficial de STARS eran el pan de cada día.
Mientras Carlos seguía metiéndosela en el culo, el tampoco daba para más;
-Me estoy viniendo yo también Jiiiiiiiiill!
Rápidamente ella se levantó, y se arrodilló frente al acostado oficial, inclinándose para sobarlo rápidamente con su boca, sintiendo los sabores de su propio trasero impregnados en la polla. Se sentía a mil la zorra.
Su rostro volvió a quedar encantado al recibir las descargas colosales de Carlos. Quedaba magnetizada de no haber dejado escapar ni una gota de su boca.
Los militares estaban en el suelo, prácticamente muertos.
Se levantó como si nada la muy cerda;
-Vamos, nos espera el helicóptero…
-Agggg?
-Uhhhh?
Leon, junto a Ada, Sherry y Claire había llegado en coche al Ayuntamiento. Estaban frente al helicóptero.
-Eso es! Estamos a salvo!
Se alegraron de encontrar el helicóptero equipado de inyecciones para prevenirse del virus Sex.
-Esto ha sido rápido, bueno… al menos ya nos vamos-exclamó Leon
-La chupada de Claire me dejó con más ganas-dijo Sherry sin pudor
-Honestamente, a mí también-sonrió Claire
-Y lo que vimos en las calles y las celdas me tienen a mil revoluciones en mi coño-contestó Ada
Leon, con una sonrisa surcando su rostro de punta a punta;
-Bueno, esto tienes solución…

Sherry captó aquello, y rápidamente se arrodilló frente al oficial, sacándole su cinturón y bajándole el pantalón. Su verga ya estaba medio “despierta”, por lo que con sólo agarrarlo ya adquirió el vigor necesario.

Claire quedó molesta, puesto aquella quería chupársela, así que se ubico tras la espalda de Leon, donde extendió su brazo para masturbar su verga, al ritmo de los lametazos de la inexperta Sherry, motivada más por la calentura del momento.
Ada, se acercó a meter su lengua en la boca del oficial que felizmente aceptaba todo esos tratos (quién no).
Leon, repentinamente empezó a gritar;
-Dientes, dientes!!
-Claire se percató que la púber Sherry no abría lo suficiente la boca. Se dirigió hacia ella, apartándola de la polla.
-Bruta de mierda, es así…
Y empezó a lametear en círculos el glande, para luego introducirla completamente en su boca, lo sacaba y repetía la operación.
-Ahora escupe…
Sherry quedó ensimismada,
-Escupir?
-Hazlo zorra! –exclamó Leon bastante excitado de la mamada
Sherry hizo sonidos de gárgaras, retrocedió y escupió una tremenda bola de saliva que pegó en el órgano de Leon.
Ada rió al igual que Claire. Esta última volvió a succionar sin siquiera asquearle la mezcla de jugos allí ofrecida.
-Se apartó de la polla, y sujetándola con una mano, con el rostro haciendo hilos de saliva y semen;
-Ven aquí Sherry, lo haremos juntas, así aprenderás
Se arrodilló junto a Claire, y cuando una lamía y escupía, la otra lo metía en la boca, haciendo lo mismo, y así, la otra volvía a mamársela, sin repelerle la saliva de ambas mezcladas con las gotas espesas de semen que colgaban del fuste.
Claire explicaba a la joven Sherry; escupe aquí, lame así, pajea fuerte, despacio, lame más, etc.
Ada, cansada de besarlo, rogó ser penetrada. Leon, bastante cachondo, apartó a las dos féminas que se lo chupaban. Sacó el vestido de Ada, y se la metió de una vez, pegando su rostro en los senos de ella;
Su órgano, ya bastante cansado de tantos chupetones, parecía llegar a su clímax. Leon jadeaba, detrás, Claire y Sherry le daban palmadas en su trasero insistentemente.
-Vamoooooos zorraaaaa! Me estoy lleggggaaaandoooo!
Lo hizo, Ada ni siquiera pudo disfrutar, fue muy rápido.
-Ahora penétrame a mí, Leon!-gritó Claire, quien ya agarraba su verga, dirigiéndola a su vagina que goteaba insistentemente del placer.
-Espera Claire! Ya no puedo más… me desgastaron!
Ada apuntaba con su Beretta a la cabeza de Leon;
-Te las vas a coger a ellas también Leon!
Tras oír su frase, su verga, quien caía dormida, volvía a recuperar fuerza.
-Sí señora! –gritó emocionado el oficial, quien ya metía su órgano dentro de Claire. Mientras hacía movimientos animales, Leon miró por un momento a Sherry, quien esperaba ser penetrada;
-Ya voy zorrilla, ya voy, ni bien termino con esttttttaaaaaa…!
Mientras, en la Torre Reloj, Jill estaba parada de brazos cruzados, aún no venía el helicóptero. Detrás estaban tirados al suelo Nicholai y Carlos, intentando reponer sus fuerzas.
-En veinte minutos los quiero de vuelta, necesito ser penetrada ya! Vamos!-bromeaba Jill, a sabiendas que los militares estaban en extremo desgastados.
Un rugido reconocido invadió el lugar;
Los ojos de Jill se iluminaron al ver semejante polla nuevamente;
-Némesis! –gritó excitada
Carlos se levantó asustado, mirando su bazooca;
-Mira su arma, es enorme!
-Sí que lo es! –exclamó Jill refiriéndose a la verga del Némesis.
-Eh… me refiero al bazooca…
-Sí, lo sé…
Nicholai se levantaba, y del susto empezó a desenfundar su M4, al igual que Carlos.

Poco efecto hizo, y Némesis lanzó un misil hacia ellos, quienes volaron del impacto, quedando inconscientes.

Se habrán dado cuenta que Némesis, en la comisaría pudo haber apuntado a Jill, pero sólo disparó a la entrada de la comisaría. Es por que su objetivo, no es matarla (a diferencia del juego), sino penetrarla con su titánico aparejo para infectarla.
Se abalanzó sobre ella, la dio media vuelta sobre el suelo, y empezó a meter su verga perpetuamente erecta en su coño.
Jill lloraba, chillaba tal cerda en celo, era brutalmente penetrada por Némesis. El monstruo sólo rugía una y otra vez. Ella sabía los riegos de ser penetrada por Némesis, seguro la estaba infectando.
Y mientras gritaba del dolor, escuchó de vuelta unos M4 disparar, seguro eran Carlos y Nicholai.
Jill empezaba a sentir un leve orgasmo, por lo que gritó a los militares;
-No! Dejen que termine lo suyo!…
Carlos y Nicholai quedaron pensativos, pero la obedecieron, observando como el monstruo se la follaba.
La muy puta ya gritaba sólo del placer;
-Más, más!
Némesis se largaba todo en ella, y caía muerto del orgasmo que alcanzó.
Jill se levantaba, apenas lo hacía, no podía cerrar las piernas del dolor, con chorros de semen cayendo de su vagina.
-Estás bien, Jill?
-Estoy infectada, verdad?
-No te preocupes, saldremos de ésta.
Y estaba en lo cierto, un helicóptero llegaba; eran Leon y sus amigas.
Los militares quedaron un poco extrañados la felicidad del oficial Leon, y de los rastros de semen en las tres mujeres que también sonreían gustosas. Una vez subidos en el helicóptero, Claire reconoció a Jill, abrazándola;
-Estas viva!
Subieron al helicóptero donde pudieron dar la cura a Jill, que lentamente se recuperaba mientras el aparato ya tomaba vuelo.
Ya por los aires, Jill, ya recuperada, se acostó entre las piernas de Carlos;
-Gracias Carlos- decía mientras abría el cierre de su pantalón, y ante la mirada de Claire, Sherry y Ada, todas excitadas, empezó a chupar nuevamente.
Leon, quien maniobraba, observó un misil dirigiéndose a la ciudad;
-Oh, no! Allí va!
Nicholai, bastante sorprendido;
-Es el fin de Raccon City…
La bomba caía en el centro mismo, destruyendo todo, eliminando todo rastros del virus y zombies a su paso. Nuestros protagonistas se abrazaban de la suerte que tuvieron de haber escapado.
Jill, mientras seguía sobando a Carlos, dijo con voz seria, con una boca de la que pendían chorrillos de semen;
-Umbrella a ido muy lejos… lo van a pagar caro…
Carlos empujó su rostro nuevamente a su verga;
-Calla puta y solo sigue chupando!…
[paypal_donation_button]

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *