“¡Ustedes son los alumnos más brutos que jamás he tenido!” empieza ella, los gritos se escuchan hasta en el pasillo, “¿esta con ellos?” pregunta una inspectora, un auxiliar a cargo del aseo le responde asintiendo con la cabeza, “me lo imaginaba”. “¡Repasamos mil veces esto en clases les di todas las oportunidades y se sacan puros rojos grupo de rufianes incompetentes!” agrega, “¡ustedes son solo un grupo de flojos que no serán nada en la vida!”, Alejandra sigue con su acido discurso, sin embargo sus estudiantes prácticamente no le prestan atención a sus palabras, para ellos esto ya es normal.
Durante varios minutos Alejandra sigue hablando pero ellos no se inmutan, uno lee una revista, otro escucha música y otro se entretiene jugando con su celular, cuando Alejandra se da cuenta hierve de rabia y golpea la mesa. “¡Señorita no se enoje tanto!”, le dice uno, “¡es cierto relájese o de lo contrario le dará una ulcera!” agrega, “¡ustedes son una verdadera ulcera, una peste en realidad!”. “¡Además usted tiene parte de la culpa por nuestro bajo rendimiento!” le dice otro, Alejandra se muestra más que sorprendida, casi escandalizada por esta afirmación “¡¿Qué cosa!?”, “¡pero claro, con una profesora tan guapa y sexy como usted es muy difícil concentrarse!” le responde, sus compañeros de inmediato le encuentran la razón y le empiezan a hacer toda clase de preguntas indiscretas, “¡lárguense de aquí en el acto antes que lo ahorque uno a uno!”, con esto finaliza la clase, al salir, y solo por fastidiarla aun más, ellos se retiran diciéndole toda clase de piropos y cumplidos.
Alejandra llega a la sala de profesores donde hay varios de sus colegas, la expresión en su rostro lo dice todo y nadie se atreve, siquiera, a saludarla. “¿Un café sin azúcar?” le pregunta una colega, “preferiría un trago a estas alturas, uno fuerte” responde ella y de improviso otro profesor le acerca una pequeña botella, “es whisky, creo que lo necesitas más que yo”, aunque normalmente es bastante recatada en esta ocasión cogio la botella y se la bebió casi toda de un sorbo. “Que horror están cada día peor” comenta ella, “es que no sabes manejarlos”, “¿y que quieres que haga?, se pasan todas las clases mirándome el culo y no me dejan en paz, en lugar de querer aprender solo quieren saber de mi, de que medidas soy, cual es mi talla de sostén y cosas por el estilo” se queja ella. “Entonces sígueles el juego”, Alejandra mira a su colega con cara de no creer lo que escucho, “es lógico, dales lo que quieren y así te van a dejar en paz, usa la cabeza mujer” le dice su amiga que se retira de la sala.
Hace un mes Alejandra fue llamada a la oficina del director el cual le ofreció una tarea en particular, que se hiciera cargo, fuera del horario de clases, de un grupo de alumnos con problemas de notas. Alejandra, que es considerada como una profesora muy capaz, acepto el encargo pese a los consejos de algunos que no lo hiciera pues el grupo que le iba a tocar esta compuestos por los alumnos más problemáticos del colegio, 12 en un comienzo pero ahora solo seis siguen en sus clases, sin embargo ella, orgullosa y confiada de sus capacidades, decidió seguir adelante. Un mes después se lamenta de su decisión.
A eso de las 5 de la tarde ella entra a la sala donde la esperan, de inmediato se escuchan algunos silbidos y unos piropos también. Alejandra, a pesar del aspecto severo de su rostro y su mirada, es una mujer bastante atractiva físicamente y ello sumado a unos chicos inmaduros, atrevidos y con las hormonas exaltadas por la edad es una difícil combinación para manejar.
Fiel a su estilo no pierde tiempo y empieza la clase, anota la materia en la pizarra y empieza a hablar explicando los contenidos, sin embargo sus alumnos no le prestan atención a su voz, sino que más bien a su cuerpo. Con su cabello claro largo hasta un poco más debajo de los hombros y sus ajustados jeans que marcan la silueta de su culo y sus piernas Alejandra se convierte en imán para ellos y pronto escucha murmullos a sus espaldas. “Hora de probar la psicología inversa” se dice a si misma.

“Tengo 35 años” dice en voz alta para sorpresa de todos, “¿Cómo dijo?” el muchacho se muestra sorprendido, “que tengo 35 años acaso no era eso lo que querías saber”. Ellos se miran las caras y empiezan a hacerle más preguntas, finalmente Alejandra decide enfrentar la situación. “Muy bien grupo de rufianes, les propongo un trato, si yo acepto responder todas sus preguntas, ¿pondrán atención a la materia que les estoy pasando?”, ellos se miran y hacen un acuerdo sin decirse una palabra, “¿todas nuestras preguntas?”, Alejandra sabe que la van a provocar, pero si consigue mantener la calma y no dejarse llevar por su temperamento puede ser la única forma de hacerlos estudiar, “todas sus preguntas” responde. Ellos se frotan las manos.
“¿Casada o soltera?”, “divorciada”, “por lo visto no era un tipo inteligente” dice uno, “¿tiene novio o amante?”, “no, sigo sola”, las expresiones de alegría no se hicieron esperar ante esta respuesta, incluso Alejandra esboza una tímida sonrisa, “¿Cuáles son sus medidas?” le pregunta el más salido de sus alumnos, ella respira hondo antes de responder, “98-62-97” contesta, los chicos celebran aun más, “¿son de verdad o?”, “si son reales no me he puesto implantes” agrega después, “¿a que edad dejo de ser virgen?”, Alejandra se mantiene calmada, “a los 15”, “¿ha tenido sexo con más de un hombre?”, aquí la presionaron bastante y ella se muerde la lengua para no decirle un par de barbaridades, “sí” responde, ellos ya parecen una manada de lobos hambrientos rodeando a un cordero, “¿alguna otra pregunta?”, “solo una más, ¿ha tenido sexo con otra mujer?”, Alejandra lo piensa un instante esta fue una pregunta bien directa, “si, cuando estaba en la universidad” las caras de los chicos al escucharla lo dicen todo, con unas simples respuestas ella los dejo hirviendo.

José que actúa como vocero de sus compañeros se pone de pie, “estamos listos, puede seguir con la clase”, luego se sienta y Alejandra sigue con lo suyo. Esa tarde estudiaron como nunca, le pusieron atención y desarrollaron todos los ejercicios como jamás lo habían hecho antes. Incluso aceptaron quedarse después de la hora para estudiar algo, “con tal de seguir contemplando sus curvas nos quedaríamos hasta el amanecer” le dice José, “no te pases de listo y estudia” le responde Alejandra.

El resto de la semana se les hizo corta, Alejandra respondía sus dudas personales y a cambio de ello y aguantar sus miradas después estudiaban y le ponían toda la atención, además el tiempo apremiaba y se acercan los exámenes finales, Alejandra se da cuenta que hay una posibilidad, después de todo, que ellos aprueben.

“¡Perfecto con todo lo que hemos estudiado nos vamos a sacar puros sietes!” dice José, “yo no le pido peras al roble me conformo con que aprueben” dice Alejandra, “¿acaso duda que podemos sacarnos un siete en esos exámenes?” le pregunta Daniel, “pues creo que algunos si pero definitivamente no todos, no se crean tan inteligentes”, ellos se toman la respuesta de Alejandra de forma muy seria. “¿Quiere apostar?”, ella los queda mirando algo sorprendida, “¿apostar que cosa, sobre que?”, “le apostamos lo que quiera a que todos aprobamos los exámenes y en su asignatura los seis nos sacamos un siete” le dice José muy seguro con el apoyo de sus compañeros. “¿Deben estar locos?” comenta Alejandra pero ellos se mantiene firmes, “de acuerdo y que apostamos” les dice Alejandra interesada. Ellos se quedan pensando, “les propongo esto si ustedes no aprueban todos o si no se sacan todos un siete en mí examen final deberán pintar mí casa y ordenarla”, “¿Por qué su casa?” pregunta Sergio, “es que no la he podido pintar aun” responde ella. Los chicos se miran las caras y después conversan entre ellos sin que Alejandra los escuche, “esta bien” dice José, “pero, si nosotros ganamos, usted nos mostrara esos lindos pechos que tiene”.
Alejandra no podía creer lo que oía, “¡están ustedes locos!” exclama asombrada, “no, además es justo” insiste José. Alejandra lo piensa un instante, aun si aprueban las demás asignaturas ellos aun deben hacer su examen por lo tanto tiene toda la ventaja, además la idea de obtener “mano de obra barata” para pintar su casa, una labor pesada y tediosa, le resulta atractiva, “esta bien, acepto la oferta, si yo gano ustedes me pintan y ordenan mi casa, si ustedes ganas les muestro mis pechos”. Alejandra y José, que representa a sus compañeros, se dan la mano cerrando el trato, de inmediato ellos salen corriendo hacia la biblioteca. “Están perdidos, me voy a asegurar que jamás puedan sacarse un siete en mi examen, no me voy a exhibir ante ellos” dice con una malévola sonrisa.
La semana va transcurriendo y los exámenes se suceden uno tras otro. Alejandra, a través de sus colegas, se mantiene al tanto del progreso de sus rufianes como ella los llama. Para su sorpresa están aprobando varias asignaturas, en un comienzo se preocupa, pero Alejandra sabe que aun deber dar uno con ella y no se los va a dejar nada fácil. En su oficina ella prepara su examen y a fin de evitar cualquier “filtración” los hace todos distintos y trabaja desde el pendrive en su computador no dejando ninguna copia en el. Incluso los imprime en su casa a fin de evitar que alguien les haga el favor de sacarles una copia, ella no deja nada al azar, así que el viernes cuando llega el momento Alejandra esta confiada, a esas alturas ya han aprobado las demás asignaturas.
Al entrar a la sala la miran de forma bastante lasciva, pero ella no se inmuta. Los separa bien a todos, a Matías lo sienta a su lado, es más listo de los seis. Sergio, José, Daniel, Hugo y Fernando son los otros. “Bien pueden comenzar, tienen dos horas” les dice ella que los vigila atentamente. Dos horas después han terminado y le entregan los exámenes calmadamente. “Queremos que los revise ahora mismo para evitar, confusiones”, José y los demás se le acercan, Alejandra accede, ella sabe que es imposible que todos se hayan sacado un siete.
Al cabo de media hora la sonrisa y la seguridad de Alejandra comienzan a esfumarse cundo los sietes se empiezan a repetir, ellos se mantiene silentes a su lado, Alejandra esta horrorizada y procede a revisar los exámenes de nuevo, en realidad los revisa cuatro veces seguidas y cuando encuentra algo malo ellos le protestan alegando que ella esta haciendo trampa, luego de un rato se convence, todos aprobaron y todos se sacaron un siete, “¡ustedes hicieron trampa!” les dice, “pruébelo” le responde José desafiándola, pero a pesar de todo Alejandra no tiene indicios de ello.
Finalmente Alejandra se rinde y admite su derrota para total alegría de sus rufianes que ansiosos esperan que ella pague la apuesta. “Listo, para evitar interrupciones” le dice Fernando que cierra con llave la puerta y Hugo cierra las cortinas también, “no puedo creer lo bajo que he caído” dice Alejandra. Los chicos la rodean y esperan que ella haga su parte. Alejandra deja su chaqueta en su escritorio, se queda con su blusa y debajo una simple polera de tirantes, ella viste jeans negros ajustados.
Lentamente se abre su blusa y la polera marca la silueta de sus pechos, se ven bastante grandes y ella misma se avergüenza al notar sus pezones erectos, a pesar de todo esta situación la excita pero trata de disimularlo. Los chicos están hipnotizados por ella. Sobre su silla deja su blusa y después lentamente se sube su polera, sus pechos se asoman poco a poco, Alejandra usa un sostén negro con encajes, este apenas parece contener sus senos. Su respiración se hace algo agitada debido a las miradas fijas de sus alumnos, esto la delata abiertamente y ellos se le acercan aun más. Los chicos comentan acerca de su belleza y la perfección de sus senos, Alejandra se ve temerosa e insegura, “yo creo que es suficiente” dice ella y de forma temblorosa trata de bajarse su polera, sin embargo José y Fernando le toman las manos y la detienen.
“Es usted una mujer muy bella, déjenos apreciar su belleza” le dice José al oído. Alejandra no dice nada y solo reacciona cuando siente como le agarran el culo, “es magnifico” dice Matías que esta detrás. Otras manos se meten entre sus piernas y por encima de sus ajustados jeans le frotan su coño, Alejandra no opone resistencia y sus intensos suspiros delatan lo excitada que en realidad esta.
Sorpresivamente José le da un beso a Alejandra, al principio ella intenta resistirse pero sus fuerzas flaquean con bastante rapidez. Hugo y Daniel le toman sus pechos y se los empiezan a chupar y lamer mientras Fernando, Matías y Sergio le meten mano por todo su cuerpo y le desabrochan y bajan sus jeans. “¿Hace cuanto tiempo que no la follan?” le pregunta Fernando a Alejandra, “hace, mucho” responde con una débil voz, “eso lo vamos a arreglar ahora” le dice Hugo. José le toma su mano a su profesora y la lleva hacia su verga, ella se sorprende al sentirla dura y tiesa, Fernando le hace lo mismo y Alejandra se ve frotando dos vergas simultáneamente. Matías al fin cumple su fantasía y hunde su lengua entre las nalgas de su profesora, ella lo siente meterse ahí y mueve sus caderas para excitarlo aun más. Sergio le frota su coño y con sus dedos le separa los labios de su vagina y desliza con fuerza la punta de su lengua ahí. Alejandra se ve agobiada por semejantes caricias que recorren cada rincón de su voluptuosa figura.
Alejandra pronto se deja llevar por su excitación, se vuelve más ardiente a cada rato y ellos no dejan de satisfacerla. Siente unos atrevidos dedos metiéndose con fuerza en su culo en su sexo, ella gime desesperadamente mientras se besa con uno y otro. Sus pechos se los chupan a cada momento y Alejandra no para de frotar las vergas de José y Fernando.
Como pueden le quitan sus jeans dejándola solo con su ropa interior y su polera subida, Alejandra se recuesta sobre su escritorio y ellos descienden sobre su cuerpo cual manada de lobos lo hace sobre su presa. Alejandra se retuerce de placer al sentir las manos y las bocas de sus rufianes recorriendo su cuerpo, ella apenas puede contenerse y pronto sus gemidos se hacen bastante fuertes e inundan la sala en la que están. José le acerca su verga y Alejandra sin dudarlo se la empieza a mamar, Sergio se pone a su lado y ella con su mano se la frota y después la pone en su boca, la calidez de sus labios y la forma en que la chupa los hace delirar, Alejandra pronto los tiene a todos cerca y ella esta más que dispuesta a hacerles una mamada, los incita a que pongas sus miembros en su boca.
Hugo y Daniel se deleitan follandola con sus dedos, los gemidos de Alejandra se ven ahogados por las vergas de los otros que entran y salen de su boca, ella se mueve inquieta y agita sus caderas ante la acometida que recibe en sus agujeros, los chicos le chupan sus pechos y lamen cada rincón de su cuerpo. Su excitación alcanza un nuevo nivel cuando Hugo decide aprovecharse y la penetra, Alejandra siente su miembro enterrarse en su coño y como la recorre por dentro, “¡follame más duro!” le pide. Hugo arremete con todo sobre Alejandra, la hace estremecerse mientras ella sigue degustando cada verga que se pone en su boca, sus grandes pechos se agitan y Matías y José se los chupan ansiosamente, ella se ve inundada por el placer.
“¡Muévete es mi turno!” le dice Matías, él a pesar de ser el más pequeño de los seis, se la folla con bastantes ganas, hacia tiempo que quería hacer esto y no pierde la ocasión. Apoya las piernas de Alejandra sobre sus hombros y le da con todo. Ella de pronto se ve con Sergio encima que pone su miembro entre sus pechos y se hace una paja con ellos, a Alejandra le gusta esto y le dice que siga sin detenerse. Matías no ha terminado con ella, saca su verga erecta y Alejandra empieza a gemir como loca cuando él se lo hace por el culo, “¡uy profe si lo tiene tan estrecho!” le dice mientras su miembro se ve atrapado en el culo de Alejandra que pronto goza como loca.
Ella consigue controlar un poco la situación, le pide a José que se acueste sobre unos pupitres y se le monta encima empalándose firmemente en él. Alejandra le cabalga con fuerza y al mismo tiempo se besa con sus alumnos, sus pechos bailan con cada embestida, “¡ven aquí, follame por detrás!” le pide a Fernando el cual tiene la verga más gruesa de todos, Alejandra se inclina un poco y él se la comienza a meter, Alejandra siente que la van a partir en dos, pero le gusta. Al cabo de un instante se ve con ambas vergas bien metidas en su cuerpo y recorriéndola sin cesar.
Alejandra da rienda suelta a su lujuria y sus alumnos le siguen el paso. Se lo monta salvajemente con todos y le encanta sentir dos vergas penetrándola al mismo tiempo, les mama sus vergas y usa sus grandes pechos para masturbarlos, los chicos le dan duro y ella se deja de todo lo que ellos quieran. Se muestra ansiosa cuando siente como Matías y Daniel le meten ambas vergas en su coño mientras José la penetra por el culo. Alejandra muestra una faceta que ellos jamás creyeron posible ver en una mujer tan severa. El sudor se escurre por su cuerpo pero ellos igual siguen dándole, Alejandra esta insaciable y goza de este momento.
Uno a uno comenzaron a correrse sobre ella, sus descargas de semen se esparcen por su cuerpo y sobre cada una de sus curvas. Alejandra las recibe en su culo con todo agrado, degusta y saborea, hacia tiempo que no probaba algo así. “¡Señorita es usted fantástica!” le dice Sergio, Alejandra se muestra orgullosa del cumplido, se siente mejor que nunca. Se soba sus pechos cubiertos de semen y consiente que José y Fernando se corran en su rostro, le ofrece el culo a Matías para que este se corra en el, satisface a cada uno de sus alumnos y los satisface bien.
El sábado Alejandra despertó bien tarde, quedo rendida tras lo sucedido ayer. Fue una experiencia extrema y el solo recordarlo la pone bastante caliente. Se da una ducha y come algo ya que esta hambrienta. Luego se pone ropa ligera de trabajo y empieza a preparar las cosas, “bien, nadie va a pintar este sitio por mi” si dice a si misma.
El timbre de la puerta la distrae y ella va a abrir cuando iba a comenzar a trabajar, se sorprende al ver a sus rufianes ahí. “¿Y ustedes que hacen aquí?” les pregunta, “venimos a pintarle la casa” le responde José, ella no entiende nada y ellos entran a su casa, “pero la apuesta y lo sucedido ayer”, ellos se largan a reír, “pues le confesamos que, hicimos trampa en su examen, ya lo conocíamos de antemano” le confiesa Fernando. Alejandra se muestra sorprendida y no lo cree, “¡es imposible, tome todas las precauciones ni siquiera dejaba copias del mismo en mi computador!”. Matías da un paso al frente, sonríe y se arregla sus anteojos, “deje un virus en su computador, cada vez que usted lo usaba este dejaba una copia de lo que escribía, así obtuvimos el examen, se copiaba sin que usted lo supiera, fue mi mejor trabajo hasta ahora” dice con orgullo.
Como si nada ellos se ponen manos a la obra frente a una desconcertada Alejandra. Sus alumnos le ayudan a completar su labor y ya a eso de las 10 de la noche han terminado. “Bien señorita, nosotros cumplimos, nos vemos el lunes” le dice Hugo y ellos se despiden y comienzan a irse. “¡Esperen!” les grita ella, “aun les falta algo que hacer” y Alejandra se desnuda y se para entre ellos, “aun les falta un trabajo que hacer conmigo” les dice, “¡pues por usted haremos lo que nos pida!” y Alejandra se lanza a los brazos y vergas de su grupo de rufianes.
 

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