En determinadas culturas, se piensa que tomarle una foto a una persona le puede robar el alma.

Todo comenzó charlando con mi amigo Isaac, este es el típico loco por la informática y se mete en todo tipo de páginas raras. Pues bien, estábamos tomando una copa y me dijo que había encontrado una aplicación para móviles que me podía interesar, dado que sabe que escribo en esta página imaginé que su descubrimiento seria alguna cosa guarrilla, por tanto le dije que no me interesaba pues no me meto en chats ni páginas de putiferio virtual.

– Vamos tío, ¿me imaginas llamando a Teleputa y encargando una morenita delgada con extra de tetas?

– No es eso Javi, ¡ya verás! alucinas con la aplicación, yo me hice socio de pago y me mandaron unas gafas de 3d.

– Creo que paso, tomemos otra copa.

Pese a todo me escribió la dirección de internet donde se podía descargar la aplicación, la guarde en un bolsillo y me olvidé de ella durante casi un mes, mientras el destino jugaba a los chinos con mi vida.

Ya sabéis que hay compañías de telefonía que por cambiarte te regalan un móvil molón, pues eso hice y de repente era dueño de una maravilla de la técnica moderna, tenía la hostia de memoria, internet, sistema Android y una cámara con una burrada de pixeles, naturalmente su gran pantalla táctil fue mi juguete favorito durante unos días; el siguiente paso lógico socialmente aceptado fue comenzar a bajarme chorradas en forma de juegos, videos de cachondeo y algunos guarrillos, después los colegas me recomendaron descargar todo tipo de aplicaciones para esto y aquello.

El papelito apareció, como ya estaba lanzado con lo del cachondeo decidí bajarme aquella APP, la web “Tócame y verás” prometía horas de diversión y control de las personas fotografiadas, su funcionamiento era simple, debías activarla y abrir con ella la foto que quisieras, seguidamente sobre dicha foto debías pasar el dedo y la persona sentiría tus caricias, ni que decir tiene que cuanto más ampliabas la foto más preciso se hacia el punto a tocar. La página te indicaba que tenías cinco usos distintos de forma gratuita, una vez utilizados estos se debía pagar 20 euros al mes para seguir usando la aplicación sin límites, pero te daban más opciones extras, también pedía que aceptaras los términos y condiciones del fabricante, supuestamente después de leer atentamente un largo documento en letra pequeña. La mayoría ya sabéis como va esto, así que acepte sin pensármelo demasiado, el programa se me descargó y seguí preparándome la cena sin hacerle demasiado caso.

El día siguiente era domingo y salí a dar un paseo sobre las once aprovechando que hacia sol, el calorcillo primaveral invitaba a pasear con poca ropa, fue salir a la calle y empezar a ver chavalas en camiseta y pantalón corto corriendo hacia el parque próximo, caminé un buen rato y finalmente me senté en un banco aprovechando para llamar a mi hermano por el Móvil, un rato después colgaba y me disponía a guardar el aparato, cuando vi que mi vecina Sonia estaba sobre la hierba a poca distancia haciendo flexiones.

Ella vive cerca de mi casa, un par de portales más lejos y cerca de la avenida, es la típica vecina buenorra, esa a la que los tíos miramos boquiabiertos cuando sale a comprar el pan, la mujer es morena con el pelo corto, treinta añitos muy bien llevados, casada y con dos críos (su marido y el pequeño de un añito) la mujer sigue como digo bastante potable y con una figura envidiable, vestía una camisetita de tirantes roja y un pantalón cortito muy ligero de color azul cielo, nuestra relación no solía pasar de los saludos y alguna caña común en el bar, decidí sacarla una foto así como estaba inclinada y perniabierta, acerque un poquito el zoom y disimulando espere la pose más adecuada, medio minuto después “zas” fotito al canto, la pille agachándose con todo el culo en pompa y con el perfil de la cara visible, me hice el remolón esperando al sol y la tire otra foto cuando reiniciaba su carrera, esta vez venia hacia mí con lo cual la saque de frente y casi de cuerpo entero, supe que no llevaba sujetador por la forma de rebotar de sus meloncillos.

La salude al pasar y ella respondió:

– Que pasa Javi, mucho tiempo sin verte.

– Pues aquí ya ves, aprovechando el solecito para dar un garbeo.

– Haces bien caray, ¿la familia bien?

– Si gracias preciosa, espero que la tuya también.

– Bueno si, más o menos como siempre, en fin sigo para casa que tengo cosas que hacer, cuídate.

– Lo hare gracias, oye… dile a Manolo (su marido) que luego pasare a tomar una caña, si os pasáis por el bar os invito.

– No va a poder ser, hoy trabaja.

– Bueno pues pásate tú con el peque, total solo es una cañita como aperitivo.

– Ya veremos, pero no me esperes pues depende de cómo se despierte el niño.

– Vale guapa, chao.

Ella siguió corriendo, espere a que su atractiva figura se alejara y mire las fotos, me deleite mirando su culo y pechos durante un momento, Sonia tenia cara angulosa con nariz estrecha, pómulos altivos y boca grande, sus ojos marrones parecían devolverme la mirada, por lo que deduje que miraba al teléfono cuando saqué la segunda foto.

La curiosidad me pudo, abrí la aplicación y con ella la primera foto, amplié con dos dedos en la pantalla el culo de mi vecina, me estaba poniendo cebollón ver aquellas cachas enfundadas en aquella tela azul, se distinguía hasta la forma posterior de su conejo, dos golpecitos a la pantallita del móvil y salió un cuadro de opciones:

– Tocar.

– Acariciar.

– Apretar.

– Modo real.

– Difuminar.

– Guardar como.

– Salir.

Dado que era mi primera vez, aquel menú me era totalmente desconocido por lo que probé todas las opciones, la de tocar no me pareció muy efectiva, imaginaba que sería como tocar un mueble o un banco, me sorprendió notar calor cuando tocaba la carne de las piernas, amplié un poco más la foto del culo y pase a la segunda opción, acaricie aquel culo con los dedos, la sensación de calor seguía pero me parecía que la piel temblaba ligeramente, la nitidez de la foto me permitía ver todos los detalles de la piel, incluso las puntadas de la ropa, pasé a la tercera opción y pase el dedo apretando ligeramente, aluciné al ver como la tela del pantalón parecía hundirse bajo mi dedo, ¡era la caña total! Probé la cuarta opción descubriendo que en modo real se conjuntaban el realismo de la imagen, el calor del cuerpo y el movimiento de la ropa, llegue incluso a levantar el borde del pantaloncito ¡lo juro! Parecía que mis dedos entraban por debajo, me dio la impresión que del altavoz del móvil salían gemidos.

Llevaba media hora tocando la pantalla, seguía sentado en el banco del parque con una erección que no bajaba, decidí probar la quinta opción, aunque suponía que eso de difuminar solo sería un pequeño truco visual, para mi sorpresa el pantalón azul se transformó en una ligera neblina semitransparente, dejando ver una mancha algo más clara que suponía serían sus bragas, pero se veía la carne bastante bien, vi claramente el chochete casi sin pelo, con sus labios recogidos, puse los dedos a sus lados y me dio la impresión de que podía abrirlo ligeramente, veía más arriba el ano con su agujerito fruncido bien visible, estaba tan claro que lo amplié hasta poder contar sus 22 arruguitas concéntricas de piel algo más oscura.

Debía parar o me daría un Jamacuco, naturalmente decidí guardar aquella modificación de la primera foto, le di a Guardar como…Sonia D003, la segunda foto, es decir la de frente sufrió un escrutinio igual que la anterior, mi vecina no tenía un piercing en el ombligo, pero si un nombre tatuado en el vientre sobre su chochete afeitado pero claramente descuidado, lo amplié hasta leer el nombre de su marido, pensé jocosamente que eso sí que era marcar una propiedad, también confirmé que sus tetas del tamaño de pomelos grandes no llevaban ni parecían necesitar sujetador, guarde esta foto frontal de la morena como Sonia D004, tras cincuenta minutos jugando con las fotos, me di cuenta de un detalle, al quitar el modo “Difuminar” volvió a verse el pantaloncito azul, pero este mostraba claramente una mancha más oscura, como de humedad en la zona vaginal, el efecto se repetía en la otra foto, así salvé aquellas dos nuevas imágenes como Sonia D005 y D006. Salí de la aplicación y comparé las fotos, las manchas eran evidentes y no figuraban en las originales ¿Cómo era posible? Tenía la verga más tiesa qué el poste de una bandera, por lo que decidí volver a casa para tranquilizarme un poco, ya de paso pondría a cargar el teléfono.

Una vez en casa, puse el móvil en carga y para bajarme la cachondez me puse a preparar la comida, un rato después me di una ducha pero seguía morcillón, pues no dejaba de pensar en las fotos de Sonia, así que una vez seco y tranquilo tome el móvil y me senté en el sofá, active la aplicación para revisar de nuevo las fotos de mi vecina con tranquilidad, ahora sin críos gritones correteando cerca, ni el molesto efecto del sol incidiendo oblicuamente en la pantalla veía mejor las imágenes.

La mayoría ya sabéis cómo va el tema de las fotos en los móviles de pantalla táctil, pones los dedos en plan pellizco y amplias o encojes a discreción cualquier parte de la imagen, me aficione enseguida al “Modo real” combinándolo con el de “Difuminar” llegue a ampliar la foto del culo hasta que su chochete y el ano ocupaban toda la pantalla, lo abría y cerraba, pasaba los dedos acariciándolo e incluso presione sobre la grieta, sentía el calor en el dedo, me parecía sentir la humedad y turgencia del sexo abriéndose a mi paso, incluso creí oler el inconfundible olor a flujo vaginal, me parecía escuchar suaves gemidos por el altavoz, aquello me alentaba así que acaricie a mi vecina un buen rato hasta que me pareció sentir que la pantalla temblaba violentamente en mis manos.

Estaba otra vez cachondo perdido, debía estar mal de la cabeza excitándome con un teléfono y una foto digna de un pervertido, debía parar o me veía tirando fotos a toda tía que se me cruzase, incluso me imagine parado en la puerta de colegios pijos, fotografiando jovencitas de 16 añitos con sus falditas cortas, avergonzado de mí mismo salí de la aplicación, para calmarme decidí irme al bar a tomar el aperitivo.

Los domingos hay pocos sitios donde ir en mi barrio, entre en el bar de Rolo y me estaba tomando un vermut blanco charlando con un conocido cuando vi a Sonia, llevaba unos legins azulones y una camisa blanca de manga corta, cruzaba la calle saliendo de la tienda de los chinos donde había comprado el pan, me asome y la llame:

– ¡Sonia estoy aquí! ven y tomate algo.

– No se Javi, -respondió al llegar a mi lado- he dejado al peque jugando en casa.

– Vamos mujer se te ve acalorada, un vaso de algo te vendrá bien y no te entretendrá mucho rato.

– Vale, creo que llevas razón, tengo un día raro.

Entramos, pido una caña para ella y otro vermut para el menda, tomamos asiento en los taburetes del rincón, mirándola a los ojos pregunto:

– ¿Cómo que un día raro, te pasa algo malo?

– ¡No! emm… cosas de chicas, uno de esos días extraños.

– Oye, si necesitas algo o tienes problemas dímelo, los vecinos debemos ayudarnos, además Manolo es del barrio de toda la vida, así que no te cortes.

– De verdad que no pasa nada, solo es que… estoy algo rara por dentro.

– ¡Eso es la primavera! Tranquila que no pasa nada, mientras te lleves bien con tu chico todo irá de coña.

– Eso espero, últimamente Manolo pasa un poco de todo.

– Eso son baches de parejas, todo es normal, oye discúlpame pero he de pasar al servicio, bébete la caña tranquila que ahora vuelvo.

– Vale pero no me tardes, me corta beber sola en un bar.

Paso al servicio y hago pis, la idea de experimentar ronda mi cabeza, -pienso- ¡así que has tenido un día raro! pues bien bonita a lo mejor se debe a esto. Saco el móvil y activo la aplicación, selecciono la foto de frente de Sonia y amplio un poco la zona central, la pantalla de llena de su cuerpo desde las tetas al conejo, selecciono “acariciar” y paso el dedo por la imagen durante un minuto, insistiendo en las zonas erógenas, me meto el móvil en el bolsillo de la camisa con la pantalla contra mi pecho, debo volver con ella para ver sus reacciones, soy consciente de que mi pezón izquierdo acaricia su foto a cada paso.

Me acerco a Sonia desde atrás, ella tiene la cabeza inclinada hacia abajo, las piernas muy juntas y la espalda tensa, al sentarme a su lado no puedo evitar advertir su boca entreabierta ni sus tensos pezones, digo:

– Ya estoy de vuelta, no he tardado mucho ¿verdad?

– No has tardado, pero yo… he de volver a casa enseguida.

– Sí, pero me has dejado pensativo, eso de que Manolo pasa de todo no lo entiendo, con una princesa como tú y además el niño, ¿me lo explicas un poco?

Ni que decir tiene que procuraba mover el brazo continuamente, tomaba mi vaso, lo dejaba, me colocaba el móvil, sabiendo que mi pezón rozaba contra su imagen dentro del bolsillo, ella estaba inquieta abría y cerraba un poquito la boca, sus ojos pestañeaban a menudo y frotaba ligeramente sus posaderas contra el plástico del taburete, la voz salió vacilante cuando contestó:

– Este… no es el mejor sitio para hablar… de ciertas cosas.

– No habrá vuelto a los porros y demás, ya tuvo problemas de joven, tú lo sabes.

– No es eso, me da que… habla mucho con una compañera… ¡mira déjalo, ehm… este no es el mejor momento para hablar!

– Si llevas razón, lo siento, apura eso y vámonos, ¡te acompañare a casa!

Pagué y nos levantamos, su legins elástico presentaba una mancha oscura en la entrepierna, ella intento ocultarlo con la camisa pero no había sido lo bastante rápida, de camino a la puerta saque el móvil y rápidamente amplié la zona vaginal a tope, luego volví a metérmelo en el bolsillo, mi pezón haría todo el trabajo acariciándola mientras andábamos.

Llegamos al portal, su paso era algo vacilante así que la sujeté del brazo, ella me miró con sorpresa pero no se zafó de mi mano, así que decidí dar un paso audaz diciendo:

– No me parece que te encuentres bien, te habrá dado demasiado el sol.

– ¡Será alguna tontería! debo ver al niño lleva mucho solo.

– Si quieres subo y te ayudo dándole de comer, me parece que necesitas ayuda.

– ¿No te molesta? Me harías un favor, hoy está algo latoso.

– ¡Claro que no mujer! Ya sabes que vivo solo y nadie me espera, así que no tengo prisa.

Subimos y cogí al chaval, este se reía bastante conmigo mientras su madre calentaba su comida, tomo su papilla e hice lo posible para que se cansase jugando con él, Sonia preparó su cuna y un rato después le pusimos en ella dormido como un ceporro.

Dije a Sonia que debía pasar por el servicio antes de irme o no llegaría “limpio” a mi casa, ella asintió y se quedó recostada en el sofá, había estado espiando sus reacciones durante aquel tiempo, dentro de mi bolsillo el pezón había estado acariciando la foto de su vagina durante al menos media hora, la cara de la chavala había denunciado su calentura extrema en varias ocasiones, sabía que la tenía a punto y bien jugosa, el tema era ¿cómo abordarla sin quedar como un pervertido?

Me senté en el servicio tras cerrar la puerta, saque el móvil y cambie de foto por la que tenía el culo en pompa, amplié y acaricie toda la zona, presione repetidamente el dedo sobre su ano, chochete y clítoris, parecía que su conejo se abría y la zona estaba muy caliente, a través de la puerta escuche nítidamente un –aaahh- de mi vecina, salí sigilosamente tras meterme el móvil en el bolsillo del pecho y me acerque de puntillas al comedor, la imagen que vi era de lo más excitante.

Sonia se había descalzado y tumbado, estaba abierta de piernas y había metido su mano derecha bajo la cintura elástica del pantalón azul, vi la silueta de aquella mano agitándose bajo la tela húmeda, me asome un poco más contemplando su mano izquierda sobre sus pechos, tenía los ojos cerrados, estaba apretando los labios para no gemir, su corto pelo moreno estaba algo alborotado por mover la cabeza de un lado a otro, en resumen, estaba preciosa.

No se percató de mi presencia hasta que me senté a su lado a la altura de la cintura, apoye mi mano izquierda sobre la que ella tenía sobre el coño y con la derecha desabroche un botón de su generoso escote, ella abrió los ojos con un aspaviento de sorpresa, acallé sus protestas mezcla de vergüenza y temor con un gesto sonriente y dije:

– Tranquila guapetona, te escuché y vine a ver qué hacías, esto es algo imprevisto pero perfectamente natural.

– Yo… no sé qué me pasa… llevo toda la mañana así, ¡perdona Javi!

– No hay nada que perdonar princesa, yo también me masturbo a veces, déjame que te ayude.

– ¡No por favor! Me da vergüenza.

– Chssst, calla y disfruta Sonia, cierra los ojos y déjate hacer por favor, se ve que lo necesitas.

– Pee…pero.

Acerque mi cara a la suya y la besé suavemente para acallar sus protestas, mis manos actuaron por su cuenta, la derecha se apodero de sus senos, la izquierda se abrió paso bajo el elástico del pantalón encontrando la mano de la morena empapada de jugos, seguí palpando a ciegas hasta llegar al coñito ansioso ya empapado e introduje un dedo en su gruta.

Ella respiraba afanosamente y dejo de protestar, entendí que aquella preciosa morena estaba totalmente entregada a la pasión, me separe de ella solo un minuto mientras la quitaba el pantalón y me agachaba a lamer su vagina, ¡que decir? Literalmente chorreaba de deseo, moví la lengua por sus labios recorriendo cada centímetro presionando ligeramente, alcance el clítoris relamiéndolo repetidamente mientras su dueña se encorvaba temblorosa, ella gemía repetidamente bajo mis caricias, dije:

– Ábremelo, separa los labios con tus dedos y te lameré por dentro, incluso te follaré con la lengua.

Sonia obedeció, puso las manos a los lados de la vagina y la mantuvo abierta, redoble la velocidad y la presión de mi lengua en su coñito, en mi bolsillo el pezón seguía frotándose contra lo que yo lamia, metí uno de mis dedos en su ano lo cual no me costó nada pues la zona estaba empapada, lo removía dentro y fuera mientras removia la lengua dentro de su vagina, ella no tardó en correrse contra mi cara, gimió y suspiró medio gritando a la vez que me apretaba entre sus piernas, su cuerpo botaba de pasión mientras se corría en pequeñas oleadas.

No pregunte si quería follar ¿para qué? Tenía tantas ganas como yo o más, así que me desabroche la bragueta y extraje el miembro ya bien duro, trepe sobre su cuerpo y se lo hice notar contra la grieta, mire su cara y cuerpo, la camisa blanca estaba abierta dejándome ver sus apetecibles y grandes tetas, la metí la verga mirándola a los ojos, vi su expresión placentera, sus labios carnosos estremeciéndose, temblado una vez por cada centímetro de verga que la invadía, ambos nos desenfrenamos follando como locos, sentía sus paredes vaginales presionando, la sensación era el no va más del placer, noté el glande golpeteando contra su matriz en cada envite como si tuviera un tope interior, ella jadeaba abrazándome y besándome en el cuello, notaba sus uñas en mi espalda, estaba calentísima y tan desatada como pocas veces debía haberlo estado, mi móvil seguía en el bolsillo y los movimientos contribuían a rozar la foto de su coño y culo contra mi piel y sus tetas, aquella doble estimulación estaba resultando devastadora con Sonia, se corrió dos veces casi seguidas antes de que me llegara el turno de eyacular, dije:

– ¡Me corro princesa! Me voy… ¡Yaaa!

– Fuera… ahhh ¡siii! Pero… corréte fuera.

– Es tarde…. Yaa eees taaardeee.

– Noo.

Intento romper el abrazo, me empujo y todo, pero tras llenarla de semen y recuperar la respiración, la tranquilice diciendo:

– Tranquila guapa no pasa nada, tengo hecha la vasectomía y ahora soy como la sacarina, endulzo pero no engordo, puedes tenerme siempre que quieras sin peligro de embarazo.

– Podías haberme avisado antes, estaba a punto y se me ha cortado la corrida.

– Si es por eso no te preocupes que te hare llegar de nuevo, dame unos minutos para recuperar el resuello.

– No podrás, estas débil pues no has comido aun.

– ¡He tomado marisco jugoso!

– Si pero no lo has masticado, así que levanta y tomemos algo, el niño dormirá un rato más y Manolo no vendrá hasta las nueve de la noche.

– Parece que me estés haciendo proposiciones sexuales –dije fingiendo asombro.

– ¡No son proposiciones! –respondió- son certezas, te voy a follar hasta dejarte seco, desde que te vi esta mañana solo he pensado en sexo, antes de ir a por el pan ya me había hecho dos pajas, y este es el mejor polvo que me han echado en mucho tiempo, el manolo me tiene desatendida pues me los pone con una compañera, ¡tú no te me escapas!

Bueno pues eso es lo que pasó, dedicamos parte de la tarde al sexo y luego la acompañe a pasear al crio por el parque, dejo esta historia aquí de momento, seguiré contando más cosas pues la nueva APP de mi teléfono, adelanto que me siguió dando sorpresas, ¡jamás pensé que un teléfono diera para tanto! Seguiremos en contacto.

¡Sed felices!

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