Celos de mi rival.
Celos:
Los celos son la angustia ante la posibilidad de que el objeto del deseo -que no necesariamente es el objeto amado- te sea sustraído por otra persona.
Rival:
Persona que compite contigo, luchando por obtener un mismo fin o por superarlo.
Amante:
“Lo que nos apasiona”. Lo que ocupa nuestro pensamiento antes de quedarnos dormidos y es también quien a veces, no nos deja dormir.
Hay veces que las definiciones no concuerdan, no casan con la idea preconcebida que uno tiene de ella, pero en otras ocasiones son un fiel reflejo de lo que sentimos en lo mas hondo de nuestra mente.
Hoy, tengo que reconocer que tengo celos de mi rival, ese que compite conmigo en la imaginación de mi amante.
Celos enfermizos, angustia brutal que me obliga a recrearme en una auto inflingida tortura.
Estocada hiriente en mi autoestima. Fue brutal oir de sus labios que le gustaba otro. Los cimientos de mi orgullo se tambalearon al escucharla.
Fue un comentario casual, que dejado caer dentro de una larga conversación, me ha hecho reconsiderar que siente ella por mí.
En la cama es un fiera, tigresa agresiva que busca el placer mutuo. Largas noches de excitación avalan su atracción. No tengo ninguna razón para dudar, que al desnudarse se siente atraída por mí. Sus pezones al igual que su sexo reaccionan en cuanto me acerco, les da igual si es en la oficina, en un restaurante, o en la intimidad de una cama de un hotel. Solo mi proximidad hace que se levanten duros de su letargo y se anegue su cueva.
Muchas veces lo he constatado e incluso jugado con esa debilidad.
Unas veces sirviéndome de la vergüenza que siente y aprovechando que su jefe está presente, la he piropeado sabiendo que invariablemente dos pequeños bultos van a aparecer emergiendo paulatinamente a través de la tela de su camisa.
Otras en cambio mi juego es mas intimo como cuando desde mi despacho, contemplando su figura sentada en su mesa, le mando un correo donde le recuerdo como me gusta verla desnuda mientras ella arrodillada rinde culto a mi extensión. No lo puede evitar, al leer mi mensaje, inconscientemente tiene que cerrar sus piernas en un intento de sofocar el incipiente fuego que le nace en su interior.
Entonces, ¿qué le ocurre?.
No sabe acaso, que aunque han pasado ya cinco años, desde que la tomé por vez primera entre mis brazos, es incapaz de evitar acudir a mi llamada. Que se vuelve loca, solo con que le diga que esa tarde tengo tiempo para ella. Que es adicta a mi cuerpo. Que solo yo entre los millones sé que debajo de su sujetador lleva un pequeño mechón de mi cabello.
Se olvida acaso, de la pasión desenfrenada que le provoca una caricia de mis manos. De lo mal que se siente, cuando estamos solos y no le hago caso. De cómo es la primera en ofrecerse voluntaria para acompañarme en un tedioso viaje de trabajo. De cómo nada mas traspasar mi puerta, se despoja de su ropa y busca el placer que sabe que yo solo le otorgo.
Entonces, ¿por qué su subconsciente la delató al acudir a esa exposición de arte?. ¿por qué se quedó petrificada al verlo?, ¿por qué solo con pararse a su lado, su pulso se acelera?. ¿por qué me obligó a permanecer a su lado, mientras con la boca abierta no dejaba de babear al contemplarlo?.
Tengo celos, celos brutales. Me gustaría con una tijeras agujerearlo de arriba abajo, apuñalarlo repetidamente hasta esparcir sus restos por toda la calle. Quemarlo, destrozarlo, pisotearlo, hacerle desaparecer de la memoria de mi amante.
Estoy loco, profundamente loco.
No es posible pero estoy celoso.

Celoso de un cuadro, metro cuadrado de lienzo que ha conseguido dejarme en un segundo plano. Ya no soy lo más bello, ya no soy lo único, al lado de ese Kandinssky soy una bazofia. Y lo peor, lo que mas me encorajina es que en cincuenta años, habrá otras amantes que babearan al contemplarlo, mientras a mí, si Dios me los da, solo mis hijos se acordarán que he existido.

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